Si algo te incomoda es necesario, en principio, que asumas el desafío de querer cambiarlo.
Las zonas incómodas, insatisfactorias, son, paradógicamente las que nos demandan menos esfuerzo, las que resultan fáciles de sostener. De modo tal que, si queremos generar un cambio, será necesario conectar con el miedo a la incertidumbre que provoca no saber cómo será ese nuevo lugar al cual deseamos llegar.
Algunas personas se paralizan y no actúan.
Otras, tienen miles de ideas pero no las ordenan ni las ponen en práctica.
Sólo quienes se animan a pensar en una alternativa idónea para dar el primer paso y elaboran, además, un plan de acción para avanzar, son quienes, aún con miedo, obtienen resultados satisfactorios.
Si queres ejercer la profesión de otra manera pero no te das cuenta de cuál es el camino a seguir o tenes miedo de arrancar, necesitas empezar por amar un plan de acción.
Las ideas sin acción no sirven.
Las acciones sin un plan, tampoco.
Quienes crecen en la profesión de un modo sostenido, tienen claro qué quieren y cuáles son los pasos necesarios para lograrlo.
Se conocen primero y arman una estrategia, después.
Eso es lo que hacemos en TRANSFORMACIÓN.
Primero, vamos a fondo con las creencias que limitan, luego identificamos el propósito que nos permite diseñar una visión profesional que refleje el particular modo que, cada quien, tiene de ejercer la abogacía.
Finalmente, armamos un plan de acción con metas de corto, mediano y largo plazo y objetivos SMART que marquen en camino a seguir.
Obviamente, elaboramos una agenda en la que el bienestar esté incluído a diario y usamos recursos de gestión del tiempo, de manera tal que cada día nos acerque a aquel lugar al cual queremos llegar.
En esta mini guía gratuita, te comparto algunos recursos que pueden servirte de puntapié inicial.
¡Qué la disfrutes!